martes, 28 de octubre de 2014

Sueños, utopía y alcohol.


Ella me dejo  una  noche, ya un poco tarde, le bese le mejilla queriendo besarla en otro lado, ese beso en la mejilla me supo tan insípido, tan simple, yo deseaba besarle la boca, rozar sus labios, palpar el latido de su cuerpo, deslizarme en su lengua, saborear su saliva, alimentarme de su aliento… beber de su boca, la mejilla era nada mas la ante sala del manjar que su boca era. Regrese a volví a sentir la decadencia en mi, volví a encerrarme en mi mundo solitario y aun quería seguir bebiendo para reemplazar el deseo de besarla…

Sintiendo desolación solamente quería morir como siempre, quería que el alcohol me victimara esta noche, deseaba tener el sabor amargo y por fin darle fin a la soledad muriendo-bebiendo. Quería simplemente quería como tantas cosas que quería y debía conformarme con la resignación. Salir a la calle y sentirme víctima de mi destino, víctima de la indiferencia, una víctima de la mala suerte, sería una  alternativa.


Comencé a beber, no sabía hacer otra cosa que beber, busque cenizas no quemadas y me arme un cigarrillo, comencé a tener la alucinación de su cuerpo de nuevo, era algo que detestaba, pero me daba algo de placer, sentir su piel imaginaria sobre la mía, sentir como ella era la que se entregaba a mi, sentirla para entonces volver a la realidad y lo único que tenia entregado a mi era el licor que no dejaba que yo muriera, pero permitía que me embriagara y odiara mi suerte. Es cuando el pensamiento surge escalando mi mente y jugando con mis deseos: deseo abrir tus piernas y sentir como palpita tu húmeda cavidad deseosa de sentir, mi lengua desea pasear entre los húmedos labios, sentir como el clítoris se hace dócil y permite que la lengua juegue con él, sentir como tus piernas se estremecen y percatarse de cómo tus bellos se erizan al sentir el roce sutil-voraz de mi boca ansiosa de ti… te deseo. Y regreso a la realidad, la soledad se hace grande, abrumadora y mi mano ya no puede complacerme más. Sin aliento, con pocas ideas que escribir y sin ella me siento a terminarme el cigarrillo, un día menos de vida y un día mas de soledad, amarga y profunda… soñar, no me queda nada más que soñar-te.



Cierro los ojos en mis sueños busco tu belleza, intento no abrirlos para que no te escapes, recorro todos los lados hasta que apareces con olores y miradas provocativas; avanzas hacia mi, nada te detiene, juegas con tu andar, me seduces. Vienes vestida completamente de negro, tus zapatillas se cimbran a cada paso, rompemos la distancia con un beso, tu lengua caliente es suave, delicada. Mis manos recorren tu figura, tus manos esta atadas a mi cuello, mis manos descubren la deliciosa figura que escondes debajo de ese vestido negro; vestido que arranco para dejar libre tu silueta, te deshaces del sostén, abro el camino entre tus bragas y la vellosidad del jardín del placer para encontrar el clítoris palpitante-deseoso  de caricias. Abro tus piernas torneadas que adornadas están con las medias para comenzar a degustar del hotel que cuidas celosamente en medio de ellas. El liguero es lo único que impide que estés completamente desnuda. Tu pecho provoca caricias y besos, tu pecho no deja de latir a gran velocidad, las mareas de la sangre se arremolinan debajo de la piel a cada caricia, cada beso acelera la temperatura, atravieso tu abertura carnal y tu suavidad es anfitriona de mi placer, es confortable estar adentro de ti… cada gemido es entonado con singular excitación, la luna se transporta a cada lado de la bóveda celeste, estamos apunto de estallar cuando el sol penetra despertando los parpados… el sueño termina, te vistes y abandonas mi sueños… dormir quiero para soñar contigo y no dejarte ir…    continuo bebiendo sin ganas de vivir, mi mundo utópico se acelera lacerando mi existencia, la perfección de mi imaginación rebasa lo enfermo de mi situación actual, lo mejor es beber y soñarte ya que no puedo tocarte.   



Ella me dejo  una  noche, ya un poco tarde, le bese le mejilla queriendo besarla en otro lado, ese beso en la mejilla me supo tan insípido, tan simple, yo deseaba besarle la boca, rozar sus labios, palpar el latido de su cuerpo, deslizarme en su lengua, saborear su saliva, alimentarme de su aliento… beber de su boca, la mejilla era nada mas la ante sala del manjar que su boca era. Regrese a volví a sentir la decadencia en mi, volví a encerrarme en mi mundo solitario y aun quería seguir bebiendo para reemplazar el deseo de besarla…




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