Ella me dejo una
noche, ya un poco tarde, le bese le mejilla queriendo besarla en otro
lado, ese beso en la mejilla me supo tan insípido, tan simple, yo deseaba
besarle la boca, rozar sus labios, palpar el latido de su cuerpo, deslizarme en
su lengua, saborear su saliva, alimentarme de su aliento… beber de su boca, la
mejilla era nada mas la ante sala del manjar que su boca era. Regrese a volví a
sentir la decadencia en mi, volví a encerrarme en mi mundo solitario y aun
quería seguir bebiendo para reemplazar el deseo de besarla…
Sintiendo desolación solamente quería morir
como siempre, quería que el alcohol me victimara esta noche, deseaba tener el
sabor amargo y por fin darle fin a la soledad muriendo-bebiendo. Quería
simplemente quería como tantas cosas que quería y debía conformarme con la
resignación. Salir a la calle y sentirme víctima de mi destino, víctima de la
indiferencia, una víctima de la mala suerte, sería una alternativa.
Comencé a beber, no sabía hacer otra cosa que
beber, busque cenizas no quemadas y me arme un cigarrillo, comencé a tener la
alucinación de su cuerpo de nuevo, era algo que detestaba, pero me daba algo de
placer, sentir su piel imaginaria sobre la mía, sentir como ella era la que se
entregaba a mi, sentirla para entonces volver a la realidad y lo único que
tenia entregado a mi era el licor que no dejaba que yo muriera, pero permitía
que me embriagara y odiara mi suerte. Es cuando el pensamiento surge escalando
mi mente y jugando con mis deseos: deseo abrir tus piernas y sentir como
palpita tu húmeda cavidad deseosa de sentir, mi lengua desea pasear entre los
húmedos labios, sentir como el clítoris se hace dócil y permite que la lengua
juegue con él, sentir como tus piernas se estremecen y percatarse de cómo tus
bellos se erizan al sentir el roce sutil-voraz de mi boca ansiosa de ti… te
deseo. Y regreso a la realidad, la soledad se hace grande, abrumadora y mi mano
ya no puede complacerme más. Sin aliento, con pocas ideas que escribir y sin
ella me siento a terminarme el cigarrillo, un día menos de vida y un día mas de
soledad, amarga y profunda… soñar, no me queda nada más que soñar-te.
Cierro los ojos en mis sueños busco tu
belleza, intento no abrirlos para que no te escapes, recorro todos los lados
hasta que apareces con olores y miradas provocativas; avanzas hacia mi, nada te
detiene, juegas con tu andar, me seduces. Vienes vestida completamente de
negro, tus zapatillas se cimbran a cada paso, rompemos la distancia con un
beso, tu lengua caliente es suave, delicada. Mis manos recorren tu figura, tus
manos esta atadas a mi cuello, mis manos descubren la deliciosa figura que
escondes debajo de ese vestido negro; vestido que arranco para dejar libre tu
silueta, te deshaces del sostén, abro el camino entre tus bragas y la
vellosidad del jardín del placer para encontrar el clítoris
palpitante-deseoso de caricias. Abro tus
piernas torneadas que adornadas están con las medias para comenzar a degustar
del hotel que cuidas celosamente en medio de ellas. El liguero es lo único que
impide que estés completamente desnuda. Tu pecho provoca caricias y besos, tu
pecho no deja de latir a gran velocidad, las mareas de la sangre se arremolinan
debajo de la piel a cada caricia, cada beso acelera la temperatura, atravieso
tu abertura carnal y tu suavidad es anfitriona de mi placer, es confortable
estar adentro de ti… cada gemido es entonado con singular excitación, la luna
se transporta a cada lado de la bóveda celeste, estamos apunto de estallar
cuando el sol penetra despertando los parpados… el sueño termina, te vistes y
abandonas mi sueños… dormir quiero para soñar contigo y no dejarte ir… continuo bebiendo sin ganas de vivir, mi
mundo utópico se acelera lacerando mi existencia, la perfección de mi
imaginación rebasa lo enfermo de mi situación actual, lo mejor es beber y
soñarte ya que no puedo tocarte.
Ella me dejo
una noche, ya un poco tarde, le
bese le mejilla queriendo besarla en otro lado, ese beso en la mejilla me supo
tan insípido, tan simple, yo deseaba besarle la boca, rozar sus labios, palpar
el latido de su cuerpo, deslizarme en su lengua, saborear su saliva,
alimentarme de su aliento… beber de su boca, la mejilla era nada mas la ante
sala del manjar que su boca era. Regrese a volví a sentir la decadencia en mi,
volví a encerrarme en mi mundo solitario y aun quería seguir bebiendo para
reemplazar el deseo de besarla…
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