Cóctel Fetichista.
Un
sorbo más de licor, término de escribir las líneas paralelas que algún
pensamiento dictó. Otro sorbo y sigo en la habitación, ella dijo que no
tardaría. Me asomo por la ventana, solamente se ve la calle olvidada y vacía.
Son las ocho de la noche, la oscuridad ha llegado, la impaciencia comienza poco
a poco a brotar, así como una lluvia inesperada de enero… llueve… desespero…
llueve… desespero… goteamos.
Doy
otro recorrido por la habitación, bebo y me quito la camisa, van a ser las
nueve cuando el celular suena: “Ya voy,
salí un poco tarde, pero ya voy, no desesperes.” Esa llamada me calma un poco. Pienso en su
ardiente cuerpo y vuelvo a beber, leo las líneas que escribí, rompo el papel.
Me parece tan estúpido añorar a alguien que nunca estuvo, creo que esta por
demás pensar. Enciendo un cigarrillo, en medio de la nada y la desesperación
surge una erección que calmo con mis manos; el olor de su piel es algo
irresistible, podría vivir atado a su piel y alimentarme de su sudor. Su cuerpo
es muy delicado y ella es muy ardiente. Un sorbo más; nunca le he dicho que la
amo, en realidad no sé cual es mi verdadero sentimiento hacia ella, tal vez sea
puro sexo lo que me atrae, ella inspira toda la perversión que tengo, ella
revive la pasión que pensé que había muerto, creo que eso es lo único…
sexo.
La
puerta sigue cerrada, no ha llegado, bebo otro poco, es una magia muy especial
el abrir sus piernas, acariciarla es demasiado excitante. Me emociona mucho
besarla, acariciarla, desprender sus medias y zapatos; le rezo versos perversos
cuando le bajo la falda, me gusta tenerla a mi merced, su sexo me desquicia. A
veces quisiera que al terminar el acto me matara. Que me ahogara con su cuerpo,
sería una especie de eutanasia sexual, no me interesa la vida fuera de ella.
Son
las diez y media; aún no llega, estoy en el mismo motel y la misma habitación,
la que hemos utilizado desde hace más de dos meses. Mis ganas se hacen más con
el licor, me recuesto y en la cama se percibe su vacío, doy otra vuelta por la
habitación, soy mortal. Soy un mortal muy excitado que quiere abrir su blusa y
asaltar su pecho, arrebatarle el sostén y lamer su pecho hasta desaparecer sus
pezones. Morder su pureza para que comience a sangrar lascivamente. Extraño sus
uñas largas que arañan mi pudor. Podría con mi lengua pintarle pecados de
colores en su piel, hacer pedazos su moral y besarla hasta asfixiarla.
Quiero
hacer de todo con ella, son las once y su ausencia comienza a pesar, trato de
dibujar su silueta con el humo del cigarrillo pero es inútil.
Son
las doce, sus piernas de seda no se han abierto… no ha llegado, sigue ausente;
tan ausente como el deseo de estar sobrio y creer que hay un sentido lógico en
esta vida. Fúnebre se ve la habitación sin ella, sorda sin sus gemidos. Sigo
bebiendo y desespero más. Deslizaría mis manos por sus muslos para abrirlos y
que dejen el paso para mi lengua, hasta llegar a su lado más caliente. Quiero
lubricarla con saliva y lujuria; desabrochar cada botón de su castidad con una
perversa caricia. Ahuyentar su moralidad con salvajes mordidas.
“Quiero ser tu sutil deseo y
tu fatal caricia; quiero ser tu perverso beso y la redención de tu lujuria.”
Escucho
sus pasos cruzar por los pasillos del motel, el golpeteo de sus zapatillas me
hipnotiza, cruza la puerta, camina hacia mi desabrochándose la blusa, cada
botón hace un eco sensual; mete una mano debajo de la blusa. Siento la
excitación crecer, se para junto a mi, deslizo mis manos por debajo de su
falda, las subo hasta tocar todo aquello que su falda cubre, dejo caer sus
bragas que se deslizan sutilmente, son encajes los que ahora están en el suelo,
comienzan a surgir pequeños jadeos, levanto la falda al tiempo que me levanto,
aproximamos nuestras bocas entre resoplos, el beso nos une, nuestros alientos
se hacen una sola exhalación… despierto, estoy aturdido y con un ligero dolor
de cabeza. Dos de la mañana ella no ha llegado, el televisor sigue en el canal
porno; hay un mensaje en el celular: “Disculpa
tuve un contratiempo… no voy a poder llegar.” ¡Maldición¡ un contratiempo,
la vida representa un contratiempo; hay pocas cosas que tienen cierto sentido
en la vida; una de esas pocas cosas es el sexo y si no se tiene sexo, entonces
no hay suficientes razones para seguir viviendo. El frío y la lluvia no cesan,
el mundo es tan ordinario y sin sexo es un lugar aburrido… nefasto...podrido.
Despierto,
estoy aturdido y con un ligero dolor de cabeza. Dos de la mañana ella no ha
llegado, el televisor sigue en el canal porno; hay un mensaje en el celular: “Disculpa tuve un problema, no voy a poder
llegar.” El único problema es no haber tenido sexo, que caso tiene seguir
despierto esperando la nada. Es absurdo seguir buscando anhelos y pretextos
para aferrarse a la vida, pero el sexo es a lo único que me puedo aferrar y sin
él, que caso tiene seguir atado a la nada. Solamente queda un camino… la
muerte.
Ningún plan a futuro sirve por que nadie vive en el futuro; simplemente
todos hacen un intento por vivir en el presente con pequeñas ilusiones del
futuro, que es un poco, pero sólo un poco halagador. Saco un par de medias
caladas que compre para que usara esta noche, las huelo como si contuvieran su
sexo. Ato a un extremo a los barrotes de
la ventana y el otro a mi cuello, no tiene caso esforzarse por algo cuando
llevamos el mismo mortal destino desde que nacemos. Me dejo caer al vacío. Las
medias caladas tensan cada uno de sus hilos logrando estrangularme, tengo una
última erección que le dedico a ella… seré olvidado como todos los humanos,
todos estamos condenados al eterno olvido…
“Quiero una última copa, pero
que sea servida por tu pecho, pezón excitado que estremece mi lengua.”
Despierto,
estoy aturdido y con un ligero dolor de cabeza. Dos de la mañana ella no ha
llegado, el televisor sigue en el canal porno; hay un mensaje en el celular: “Disculpa no voy a poder llegar, mi esposo
regreso temprano a casa, así que me voy a verlo… disculpa. Te amo.” Ahora entiendo por que no la
amo, eso del amor no lo entiendo, es algo incomprensible. Creo que es un
sentimiento que se inventa la gente y lo usa como pretexto para buscar a
alguien que llene ciertos huecos que hay en su vida; lo único real, es y
siempre será es el sexo, el resto son banalidades dignas de personas absurdas
en un mundo absurdo.
Vuelvo
a despertar, son las siete de la mañana, me visto para ir a formar parte de mi
absurda y miserable realidad, voy al trabajo, es un hermoso amanecer, nublado y
lluvioso, es una solitaria mañana en la que mis pasos son firmes en los
charcos, estoy listo para continuar siendo absurdo. Es un hermoso día gris que tiñe de lluvia a la ciudad, a pesar del clima nadie se detiene en su andar
para admirar la belleza, simplemente continúan con su inútil y común rol social.
Espero que esta noche ella llegue al hotel, quiero adornar este lindo día con
su desnudez.