viernes, 25 de julio de 2014

Cóctel Fetichista.

Cóctel Fetichista.


Un sorbo más de licor, término de escribir las líneas paralelas que algún pensamiento dictó. Otro sorbo y sigo en la habitación, ella dijo que no tardaría. Me asomo por la ventana, solamente se ve la calle olvidada y vacía. Son las ocho de la noche, la oscuridad ha llegado, la impaciencia comienza poco a poco a brotar, así como una lluvia inesperada de enero… llueve… desespero… llueve… desespero… goteamos.

Doy otro recorrido por la habitación, bebo y me quito la camisa, van a ser las nueve cuando el celular suena: “Ya voy, salí un poco tarde, pero ya voy, no desesperes.”  Esa llamada me calma un poco. Pienso en su ardiente cuerpo y vuelvo a beber, leo las líneas que escribí, rompo el papel. Me parece tan estúpido añorar a alguien que nunca estuvo, creo que esta por demás pensar. Enciendo un cigarrillo, en medio de la nada y la desesperación surge una erección que calmo con mis manos; el olor de su piel es algo irresistible, podría vivir atado a su piel y alimentarme de su sudor. Su cuerpo es muy delicado y ella es muy ardiente. Un sorbo más; nunca le he dicho que la amo, en realidad no sé cual es mi verdadero sentimiento hacia ella, tal vez sea puro sexo lo que me atrae, ella inspira toda la perversión que tengo, ella revive la pasión que pensé que había muerto, creo que eso es lo único… sexo.   




La puerta sigue cerrada, no ha llegado, bebo otro poco, es una magia muy especial el abrir sus piernas, acariciarla es demasiado excitante. Me emociona mucho besarla, acariciarla, desprender sus medias y zapatos; le rezo versos perversos cuando le bajo la falda, me gusta tenerla a mi merced, su sexo me desquicia. A veces quisiera que al terminar el acto me matara. Que me ahogara con su cuerpo, sería una especie de eutanasia sexual, no me interesa la vida fuera de ella.

Son las diez y media; aún no llega, estoy en el mismo motel y la misma habitación, la que hemos utilizado desde hace más de dos meses. Mis ganas se hacen más con el licor, me recuesto y en la cama se percibe su vacío, doy otra vuelta por la habitación, soy mortal. Soy un mortal muy excitado que quiere abrir su blusa y asaltar su pecho, arrebatarle el sostén y lamer su pecho hasta desaparecer sus pezones. Morder su pureza para que comience a sangrar lascivamente. Extraño sus uñas largas que arañan mi pudor. Podría con mi lengua pintarle pecados de colores en su piel, hacer pedazos su moral y besarla hasta asfixiarla.

Quiero hacer de todo con ella, son las once y su ausencia comienza a pesar, trato de dibujar su silueta con el humo del cigarrillo pero es inútil.

Son las doce, sus piernas de seda no se han abierto… no ha llegado, sigue ausente; tan ausente como el deseo de estar sobrio y creer que hay un sentido lógico en esta vida. Fúnebre se ve la habitación sin ella, sorda sin sus gemidos. Sigo bebiendo y desespero más. Deslizaría mis manos por sus muslos para abrirlos y que dejen el paso para mi lengua, hasta llegar a su lado más caliente. Quiero lubricarla con saliva y lujuria; desabrochar cada botón de su castidad con una perversa caricia. Ahuyentar su moralidad con salvajes mordidas.

“Quiero ser tu sutil deseo y tu fatal caricia; quiero ser tu perverso beso y la redención de tu lujuria.”



Escucho sus pasos cruzar por los pasillos del motel, el golpeteo de sus zapatillas me hipnotiza, cruza la puerta, camina hacia mi desabrochándose la blusa, cada botón hace un eco sensual; mete una mano debajo de la blusa. Siento la excitación crecer, se para junto a mi, deslizo mis manos por debajo de su falda, las subo hasta tocar todo aquello que su falda cubre, dejo caer sus bragas que se deslizan sutilmente, son encajes los que ahora están en el suelo, comienzan a surgir pequeños jadeos, levanto la falda al tiempo que me levanto, aproximamos nuestras bocas entre resoplos, el beso nos une, nuestros alientos se hacen una sola exhalación… despierto, estoy aturdido y con un ligero dolor de cabeza. Dos de la mañana ella no ha llegado, el televisor sigue en el canal porno; hay un mensaje en el celular: “Disculpa tuve un contratiempo… no voy a poder llegar.” ¡Maldición¡ un contratiempo, la vida representa un contratiempo; hay pocas cosas que tienen cierto sentido en la vida; una de esas pocas cosas es el sexo y si no se tiene sexo, entonces no hay suficientes razones para seguir viviendo. El frío y la lluvia no cesan, el mundo es tan ordinario y sin sexo es un lugar aburrido… nefasto...podrido.

Despierto, estoy aturdido y con un ligero dolor de cabeza. Dos de la mañana ella no ha llegado, el televisor sigue en el canal porno; hay un mensaje en el celular: “Disculpa tuve un problema, no voy a poder llegar.” El único problema es no haber tenido sexo, que caso tiene seguir despierto esperando la nada. Es absurdo seguir buscando anhelos y pretextos para aferrarse a la vida, pero el sexo es a lo único que me puedo aferrar y sin él, que caso tiene seguir atado a la nada. Solamente queda un camino… la muerte. 

Ningún plan a futuro sirve por que nadie vive en el futuro; simplemente todos hacen un intento por vivir en el presente con pequeñas ilusiones del futuro, que es un poco, pero sólo un poco halagador. Saco un par de medias caladas que compre para que usara esta noche, las huelo como si contuvieran su sexo.  Ato a un extremo a los barrotes de la ventana y el otro a mi cuello, no tiene caso esforzarse por algo cuando llevamos el mismo mortal destino desde que nacemos. Me dejo caer al vacío. Las medias caladas tensan cada uno de sus hilos logrando estrangularme, tengo una última erección que le dedico a ella… seré olvidado como todos los humanos, todos estamos condenados al eterno olvido…





“Quiero una última copa, pero que sea servida por tu pecho, pezón excitado que estremece mi lengua.”

Despierto, estoy aturdido y con un ligero dolor de cabeza. Dos de la mañana ella no ha llegado, el televisor sigue en el canal  porno; hay un mensaje en el celular: “Disculpa no voy a poder llegar, mi esposo regreso temprano a casa, así que me voy a verlo… disculpa.  Te amo.” Ahora entiendo por que no la amo, eso del amor no lo entiendo, es algo incomprensible. Creo que es un sentimiento que se inventa la gente y lo usa como pretexto para buscar a alguien que llene ciertos huecos que hay en su vida; lo único real, es y siempre será es el sexo, el resto son banalidades dignas de personas absurdas en un mundo absurdo.

Vuelvo a despertar, son las siete de la mañana, me visto para ir a formar parte de mi absurda y miserable realidad, voy al trabajo, es un hermoso amanecer, nublado y lluvioso, es una solitaria mañana en la que mis pasos son firmes en los charcos, estoy listo para continuar siendo absurdo. Es un hermoso día gris que tiñe de lluvia a la ciudad, a pesar del clima nadie se detiene en su andar para admirar la belleza, simplemente continúan con su inútil y común rol social. Espero que esta noche ella llegue al hotel, quiero adornar este lindo día con su desnudez.

viernes, 18 de julio de 2014

Como te voy a escribir un poema de amor si no te he abierto las piernas…

Como te voy a escribir un poema de amor si no te he abierto las piernas…


“Pasé caballero”…  entro, tomo asiento, el lugar es fétido, es fétido y yo huelo muy fétido, yo al entrar soy un fétido más. Pido una cerveza, nada tan dulce como una cerveza, espero unos minutos, mi sed no puede esperar tanto y ahí viene un vestido gris con las bebidas, bebo y veo sus piernas blancas, acariciables… otra cerveza, ese vestido me deja ver un buen trozo de sus piernas bien trazadas y acariciables, sus ojos son lindos, pero me interesan más sus piernas. Su vestido es gris, su boca ha de ser un albergue de deliciosos besos, pero sus piernas han de ser amplias una vez abiertas. Es un maldito lugar fétido.



Otra cerveza, lindas piernas, un vestido gris, un fétido lugar… acaso será caro abrir esas piernas… sus ojos me sonríen, sabe que le estoy viendo las piernas, se empina en la mesa de a lado, es como si me enseñara el resto del camino de sus piernas… ¿será acaso una invitación, una pervertida invitación?  Su boca ha de besar bien, pero sus piernas han de flotar bien en el aire. Salgo del lugar, de nuevo estoy al viento y solo; cuanto desearía que me cobrara por abrir sus piernas y de regalo le escribiría un poema en su piel; quiero remar con sus piernas en medio del viento y con el vestido gris haría una vela de mi barca sexual mientras cruzo los mares de su interior. Solo de nuevo, en mi casa me espera mi mano. Únicamente me resta imaginar cómo se desvanece el vestido gris y su cuerpo posa desnuda ante mis caricias… que fétido olor tiene mi habitación, su vestido gris nubla el foco de 60 watts que lejos está de ser sus sonrientes ojos… mi mano no es gris pero es fétida.


jueves, 10 de julio de 2014

Una solitaria mañana frente al espejo.

Una solitaria mañana frente al espejo.

“El corazón galopa a gran velocidad, busca su propia muerte, busca detenerse. La sangre corre veloz por las venas, pretende derrumbar los muros venosos que la contiene y arrojar su viscosa esencia fuera… secarse en el suelo de algún lugar y verse morir.”

El amor hace tiempo se detuvo, se congeló dentro de mi frígido interior, se congeló dentro del purgatorio de la soledad, mi soledad, mí siempre maldita soledad. Pero deseo un tibio beso de sus labios delicados, que no son más que un trazo coqueto en su rostro. Vuelvo a estar frente al espejo, sigo pensando que he cambiado, las mismas navajas pasean por mi barbilla quitándome el tiempo de ella. Recuerdo la dulzura de ella, no me lo puedo sacar, ni siquiera escupiendo la lechilla espesa logro alejarme de su pensamiento y de su nombre mitológico.


Quizá estoy ebrio o tal vez debo aprovechar el momento para rebanar mi garganta; omitir el grito y simplemente ver frente al espejo mi solitaria muerte. Ver mis pupilas perderse en ese punto infinito y es ella la que esta infinitamente encerrada en mis deseos-recuerdos. Hoy no puede, la rutina me gano y las ganas de verla de nuevo no se van, ese pequeño deseo de palparla con mis labios-dedos-corazón sigue latiendo…

Siento que he comenzado a cambiar, es el pensamiento con el que comienzo el día, parado frente al espejo comienzo a rasurarme, quito los despojos de mi joven vejez. Sigo teniendo ganas de rebanar mi garganta y después beber algo de vino. En medio del cuarto de baño alcanzo a escuchar los restos de la música de la noche anterior, recuerdo la dulce compañía que adorno mi solitaria noche, pero se evaporo, ahora son polvo del pasado.



En algún momento me encuentro, aun estoy vivo y el suicidio está un poco lejos, pienso en la piel de mi compañera de la noche anterior, huelo de nuevo su perfume y quisiera que su boca me bese, en vez del beso que me da la botella de vino, quiero sentir su aliento cerca y sin darme cuenta ya me estoy masturbando, pienso en ella, pienso en la abertura que cómo madeja abro con mi boca y poder entrar en su mundo de húmeda-caliente-apasionada y rosada sexualidad. Un último cigarrillo se diluye entre mis dedos; dedos que desean pasarse por sus labios para hundirlos en ella, escuchar la música haciendo coro con sus gemidos, hundir mi lengua en ella,  extraer su jugo… el cigarrillo se consume, mi vida se consume… ella en mi mente consume mis neuronas y mis deseos; pero no consume para nada mi soledad. Aun no he podido terminar de rasurarme, la rutina toca la puerta desea que salga, yo únicamente quiero rebanarme la garganta, pero antes deseo  volver a tenerla entre mis piernas una vez más…galopar con ella-en ella una noche más antes de ir a dar la vuelta al purgatorio…