jueves, 6 de junio de 2013

Diarios Esquizoides.
Una cerveza y dos aspirinas.


Me sumerjo en los apacibles mares lunares y surjo para despertar flotando en la cama vacía, ahogado entre sudores y cobijas. Otro día, otras aspirinas, un trago de cerveza y la vida continúa.

08/03/04

Son las cuatro de la mañana, eso dice el reloj del celular. La migraña mezclada con el calor de abril me destapa, me saca de la cama. Voy a la cocina, me tomo 4 aspirinas con los restos de una cerveza que aun quedaba ahí. La cerveza está caliente, es momento de liberar los orines.

Hace demasiado calor, el sol tiene la intención de salir. Mi cama luce  tan desnuda y no hay vestigios de la mujer con la que dormí apenas hace unas horas. El sol comienza asomar su frente por el horizonte. Tal vez hoy siga siendo ayer y solamente estoy dentro de un sueño. Los orines quieren salir de nuevo. La migraña se detiene un poco, me da un respiro, sus golpes se detienen para tomar un descanso, pero la soledad me ataca de nuevo. Me gustaría darle un buen golpe con un tubo.

El silencio permite que el trinar de los primero autos comienza, al tiempo que comienza el escándalo de los pajarillos, la rutina comienza a despertar, estira sus brazos para atarme a ella.


La oscuridad ha quedado disipada, las figuras toman forma de nuevo, el sol escala poco a poco al cenit, debo salir de nuevo de mi guarida.   

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