Diarios Esquizoides.
Una cerveza y dos aspirinas.
Me sumerjo en
los apacibles mares lunares y surjo para despertar flotando en la cama vacía,
ahogado entre sudores y cobijas. Otro día, otras aspirinas, un trago de cerveza
y la vida continúa.
08/03/04
Son las cuatro
de la mañana, eso dice el reloj del celular. La migraña mezclada con el calor
de abril me destapa, me saca de la cama. Voy a la cocina, me tomo 4 aspirinas
con los restos de una cerveza que aun quedaba ahí. La cerveza está caliente, es
momento de liberar los orines.
Hace demasiado
calor, el sol tiene la intención de salir. Mi cama luce tan desnuda y no hay vestigios de la mujer
con la que dormí apenas hace unas horas. El sol comienza asomar su frente por
el horizonte. Tal vez hoy siga siendo ayer y solamente estoy dentro de un
sueño. Los orines quieren salir de nuevo. La migraña se detiene un poco, me da
un respiro, sus golpes se detienen para tomar un descanso, pero la soledad me
ataca de nuevo. Me gustaría darle un buen golpe con un tubo.
El silencio
permite que el trinar de los primero autos comienza, al tiempo que comienza el escándalo
de los pajarillos, la rutina comienza a despertar, estira sus brazos para
atarme a ella.
La oscuridad
ha quedado disipada, las figuras toman forma de nuevo, el sol escala poco a
poco al cenit, debo salir de nuevo de mi guarida.
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