Diarios Esquizoides.
Una cerveza y dos aspirinas.
Y sus piernas
abiertas es un manjar que deseo degustar poco a poco, saber los secretos que
encierran sus medias.
02/03/01
Prendo el televisor
solo habla de fútbol y política es algo tan enfermo que la cabeza comienza a
dolerme no es algo grato. Me tomo dos aspirinas con restos de cerveza de ayer o
quizá es de antier.
Regreso del baño, hay cosas que tienen que ser hechas para no romper la esfera mágica de la rutina. Me preparo y vuelvo a sentirme excitado por la fotografía de esas piernas lindas envueltas en unas medias, sujetadas con un liguero, unas piernas que no estaría mal abrir para degustar las poco a poco. Me tengo que apurar si no se me hará tarde para cumplir con la rutina y no me reproche.
Los deberes y papeles de la oficina me agobian, el tiempo avanza lento. Otro par de aspirinas, no lo soporto mas; hay un sopor que no aguanto. El horario no ha terminado y decido ir a un bar. Necesito un refugio, necesito desahogar mis impulsos sicópatas. Pido una cerveza en la barra de un bar, el tiempo continúa, bebo el líquido frío y espumeante. Bebo un poco de paz. Quiero beber de esas piernas sujetadas con un liguero, abiertas y provocando una erección. La mandil que me atiende no luce mal y termina abriendo sus piernas en mi cama, le quito las medias y dejo el liguero, la erección parece no terminar. La noche se disipa entre autos y aves, ella se ha ido, hay que volver a la rutina, la cabeza me retumba, duele. El mundo me duele en mi cabeza.
Regreso del baño, hay cosas que tienen que ser hechas para no romper la esfera mágica de la rutina. Me preparo y vuelvo a sentirme excitado por la fotografía de esas piernas lindas envueltas en unas medias, sujetadas con un liguero, unas piernas que no estaría mal abrir para degustar las poco a poco. Me tengo que apurar si no se me hará tarde para cumplir con la rutina y no me reproche.
Los deberes y papeles de la oficina me agobian, el tiempo avanza lento. Otro par de aspirinas, no lo soporto mas; hay un sopor que no aguanto. El horario no ha terminado y decido ir a un bar. Necesito un refugio, necesito desahogar mis impulsos sicópatas. Pido una cerveza en la barra de un bar, el tiempo continúa, bebo el líquido frío y espumeante. Bebo un poco de paz. Quiero beber de esas piernas sujetadas con un liguero, abiertas y provocando una erección. La mandil que me atiende no luce mal y termina abriendo sus piernas en mi cama, le quito las medias y dejo el liguero, la erección parece no terminar. La noche se disipa entre autos y aves, ella se ha ido, hay que volver a la rutina, la cabeza me retumba, duele. El mundo me duele en mi cabeza.