jueves, 26 de junio de 2014

Bisteces

Enamorado de los bisteces…

Delicados y finos trazos-trozos de mujeres me rodean: vecinas, caminantes, en el paradero, compañeras de trabajo. Mujeres que atraen mi atención; mujeres infieles y destructoras. Olores, maquillajes, perfumes, sonrisas desplegadas atrayendo la mirada lasciva… la mía.


Yo simplemente puedo admirar esos trazos-trozos, pero el resultado es el mismo “mi corazón roto y decepcionado.” Aun que con dulce palabrería cederían ante mí, me ofrecerían su sexo húmedo y delicioso; pero al final me dejarían herido y con deseos de más de ellas. Ahora en estos días de desolación prefiero amar otros trazos-trozos, otros finos cortes. Esos cortes me aman, no dicen nada, son mudos amantes, comparten mi silencio, son lenguas rodeando mi ser, lo exprimen. Algunos aun sangrando manchan mi piel. Ellos no atentan contra mi libertad, no agraden mi soledad.  


En el suelo de la habitación hay cientos, miles de gusanos devorando los bisteces que me han amado, el olor de semen muerto se pudre con la carne. En el suelo yacen pedazos de reces con espermas disecados. No los como y no los tiro no quiero parecer un salvaje amante caníbal.

Algunas veces he llegado a extrañar el calor, la boca, la piel femenina… pero cuando eso sucede voy al refrigerador y saco un suculento trozo de amante para consolar mis deseos. No cabe duda que estoy enamorado de los bisteces; bisteces finamente cortados del aguayon.    


sábado, 21 de junio de 2014

Un dia Poco Comun

Un día poco común.

Olor a hierba quemada, olor a cigarro agonizante, excremento y peregrino exhausto. Muchos olores mezclados en la caída de la tarde. La noche trae un frío letal entre su viento. Estar en medio del frío es como estar en el féretro de un funeral sin personas. Voy caminando, voy con la lujuria cargada entre mis piernas, voy poco sobrio. Después de unos pasos secos, llego al hotel, subo peldaño por peldaño, la palpitación se acelera, la noche debe ser larga.

Llego a la habitación número... no recuerdo. Una gentil mano delgada abre, cruzo la puerta, prendo otro cigarrillo, ignoro el letrero de no fumar, me inserto dentro de la amplia habitación. De la chamarra saco un cuarto de bacardi blanco, el vicio me ha degradado tanto que bebo ahora por cuartitos. Voy al baño orino en el blanco y limpio retrete. Regreso a la mesita donde deje el licor, sirvo dos vasos, ella esta recostada en la cama, solo se cubre con las cobijas, quiere que entre junto a ella, la blanca piel de sus brazos resalta en la tenue luz de la habitación. Parece una luna que eclipsa mis ojos, el deseo brota y voy al baño otra vez.

Regreso y me vuelvo a servir, tengo cierto temor de ella, pero también tengo la excitación de un animal. Deseo abrir esas piernas blancas y deleitarme adentro de ellas. Me quito con trabajo el pantalón, vuelvo a servirme, ella no ha bebido; la veo por el espejo e imagino lo que quiero hacerle, me vuelvo a servir.


Bebe un sorbo corto, me dice que esta demasiado caliente, sus manos las comienza a pasear por su entrepierna, comienza a ponerse húmeda; una erección lenta y torpe surge de mi. Pone música de su celular, se quita las cobijas se empieza a tocar los pezones, yo sigo de pie sirviéndome bacardi, se me hace poco creíble que una musa este calentando mi fría borrachera.

Se me acerca, bebe de mi vaso, me toma del cuello, me besa, su lengua es caliente como el licor, me embrutece aun más. Me vuelve a besar, coloca mis manos en las zonas más calientes de su cuerpo, sus manos me acarician, me siento un poco torpe, pero conservo la erección, de una forma sigilosa me lleva a la cama, me vuelvo dócil, me hace honores con la boca, se desliza por mi pecho…

Suena el despertador del celular, las ocho de la mañana, ella ya se baño y se esta vistiendo; con ropa se ve igual de deliciosa, me observa fijamente, mueve la cabeza… mi cabeza me duele y no recuerdo lo sucedido, creo que hice un buen trabajo, así que le pregunto si le gusto… me lanza una sonrisa sarcástica, burlona tal vez y me dice: “cuando bebas menos, cuando todo tu esté consciente y no te duermas… sabré si me gusta o no…”  me quedo desnudo, erecto y crudo en la habitación del hotel. A la una tengo que entregarla. Ella sale dejando una estela de perfume y decepción. Me levanto a orinar, regreso a la mesita, me sirvo el resto del bacardi, al alzarla noto que ella dejó 200 pesos, dinero que uso para comprar unas cervezas, ahora estoy bien caliente, pero ya tengo cervezas, un cuarto de hotel con agua caliente, un canal porno y mi mano que habrá de hacer los honores de nuevo, como siempre, a la una tengo que entregar la habitación.


Por: Mr. Green.

jueves, 5 de junio de 2014

Abro todas las puertas de mi ser,

Lavo mi alma en cerveza,

Fumo la vida y me extiendo dentro de mi soledad,

Espero por ella, deseo su boca besando mi ser,

Deseo que ella se ate a mi existencia y

Compartamos la noche debajo de la luna azul.

Quiero devorar cometas con ella,

Embriagarnos con la luz de las estrellas,

Drogarnos con nuestra desnudez.

Ahogarnos en nuestras pieles.

Podemos masturbar seres estelares con nuestro acto amoroso.

Quiero fundir mis utopías en su corazón.

Quemar las quimeras con su pecho y nutrir mi palpitar con su sangre.

Quiero vivir en el silencio de sus sueños.