viernes, 19 de julio de 2013

Diarios Esquizoides.

Una cerveza y dos aspirinas.

07/07/07.

En la vida hay vacíos que nunca se llenan, tomo la botella de ron y salgo a las escaleras que dan hacia la atmósfera de la calle. Las nebulosas humanas corren ahuyentadas por la lluvia; se disipan los humanos, temen desaparecer con el agua.

Las alcantarillas no se dan abasto con la cantidad de agua, las gotas de lluvia se escuchan con las gotas del licor, cayendo sobre el tejado del hígado. Bebo mientras la melancolía salpica mis ojos.

Este día me suena al de ayer; no sé cuanto llevo bebiendo, no sé si son horas o días bañadas de licor. Bebo tristezas con hielo y refresco; fumo nostalgias con filtro. Desde la escalera observo la lluvia, escucho canciones tristes, un bacacho es mi aliado en esta tarde que se desmorona poco a poco para dar paso a la noche. El cigarro me ha robado los suspiros. Hoy no puedo dormir, el insomnio habita en mi cama, lo peor es que nadie lo invito.

Saco las viejas botas, trato de revivir algún viejo recuerdo; solamente soy un cementerio de sueños rotos e ilusiones muertas. Decido bajar las escaleras; ahogarme en la lluvia. La habitación me asfixia. Bajo dispuesto a dispararme en la cabeza, pero me doy cuenta de que no tengo armas, siempre les he temido. Entonces me doy un shot de licor con tal de quedar idiota y no despertar.

Los ojos están inflamados de tristeza y alcohol. El tiempo cabalga lento, abusa por que no tiene dueño. La noche impera en lo alto, las gotas caen lentas, seduce su ruido al reventar en el suelo. Son encantadores ecos de gotas rotas, gotas que mojan y huelen tristezas. El dulce licor dosifica mis movimientos; el humo vuela lento y libre. Mañana si despierto me he de dar un shot de aspirinas con una cerveza, para poder mantenerme de pie. 


viernes, 5 de julio de 2013

Diarios ezquizoides


Diarios Esquizoides.
Una cerveza y dos aspirinas.


Despierto con la lengua atada a la almohada, hoy tendría que ir directo a la barra de un bar, beber y navegar en las olas del licor, ser tenue en la luces del bar, tener sexo con la camarera y continuar pintando la noche con la tinta de la cerveza. Volvería a casa para caer en un sueño profundo, un sueño que la rutina no perturbe.


        Despierto y quiero volver a renunciar, pero la rutina no se puede postergar. Estoy lejos de poder alocarme, tomo un par de aspirinas y un pesero, voy al trabajo sin estar convencido, soy rutina… los labios carnosos de esa chica humean sexo mientras sonríe, un buen trago de cerveza me ayudaría.