Diarios Esquizoides.
Una cerveza y dos aspirinas.
07/07/07.
En la vida hay
vacíos que nunca se llenan, tomo la botella de ron y salgo a las escaleras que
dan hacia la atmósfera de la calle. Las nebulosas humanas corren ahuyentadas
por la lluvia; se disipan los humanos, temen desaparecer con el agua.
Las alcantarillas
no se dan abasto con la cantidad de agua, las gotas de lluvia se escuchan con
las gotas del licor, cayendo sobre el tejado del hígado. Bebo mientras la melancolía
salpica mis ojos.
Este día me
suena al de ayer; no sé cuanto llevo bebiendo, no sé si son horas o días bañadas
de licor. Bebo tristezas con hielo y refresco; fumo nostalgias con filtro. Desde
la escalera observo la lluvia, escucho canciones tristes, un bacacho es mi
aliado en esta tarde que se desmorona poco a poco para dar paso a la noche. El cigarro
me ha robado los suspiros. Hoy no puedo dormir, el insomnio habita en mi cama,
lo peor es que nadie lo invito.
Saco las
viejas botas, trato de revivir algún viejo recuerdo; solamente soy un
cementerio de sueños rotos e ilusiones muertas. Decido bajar las escaleras;
ahogarme en la lluvia. La habitación me asfixia. Bajo dispuesto a dispararme en
la cabeza, pero me doy cuenta de que no tengo armas, siempre les he temido. Entonces
me doy un shot de licor con tal de quedar idiota y no despertar.
Los ojos están
inflamados de tristeza y alcohol. El tiempo cabalga lento, abusa por que no
tiene dueño. La noche impera en lo alto, las gotas caen lentas, seduce su ruido
al reventar en el suelo. Son encantadores ecos de gotas rotas, gotas que mojan
y huelen tristezas. El dulce licor dosifica mis movimientos; el humo vuela
lento y libre. Mañana si despierto me he de dar un shot de aspirinas con una
cerveza, para poder mantenerme de pie.