jueves, 11 de octubre de 2012

Rose



Rose…

Desde los más profundos y sutiles deseos, dedicado a Rose esperando que sea de su agrado este atrevimiento emocional e imaginativo que le presento a continuación… el sexo es algo tan hermoso y apreciado que si se practicara seguido el stress seria cosa del pasado… con cariño y…¿?

La noche se torna demasiado fría, la existencia una vez más se sucede y no se detiene. Los deseos están por salir escupidos en esa leche que sangra mi falo. La pienso y saboreo en la imaginativa, termino, me bebo el resto de la botella hasta quedar desnudo, dormido y solitario en mi habitación, solitario en mi existencia. Eterno-dormido-solitario-con restos de espermas en la boquilla del falo.

Despierto, la resaca esta agitando mi cabeza y ella una vez más altera mis pocos sentidos. Decido ir a visitarla, sus vacaciones han terminado, se encuentra sola, me recibe de buen modo. Platicamos de cualquier tema, de cualquier juego de palabras. Comenzamos una charla del divino marques, mis ojos no se separan de su pecho, de su gran-grande-delicioso pecho bien escotado; lo quiero palpar. Me regala una fotografía, dice que es lo único que puedo poseer de ella, siendo que en la imaginación ya la tuve de mil formas, en mil formas. Ella cree en la fidelidad, yo creo solamente en el sexo, en su sexo, eso es lo que quiero probar. Salgo de su casa decepcionado. Tengo ganas de follar, me pierdo en un bar por unas horas.

Emigro del bar, voy cerca de la 4 poniente, veo una mujer vestida de forma vulgar y lista para follar, le pago, me encamina hacia un agujero de decadencia que tiene un rollo de papel, un pequeño y viejo buró, un cesto de basura roto, un colchón rellenado. Ella se acuesta abriendo su sexo, me siento vulgar, la penetro, su piel no es suave, su pecho esta muy flácido, esta muy jugado por manos torpes, su clítoris ha perdido sensibilidad, finjo, pretendo cogérmela, le digo que mejor su boca termine el trabajo por cincuenta pesos más, su boca está más caliente que su sexo, y es más confortable… me pide que cierre al salir, me siento decadente y regreso al bar… morir seria lo menos decadente hoy.

Vuelvo al siguiente día a la casa de Rose, los escotes que utiliza parecen invitaciones, le rozo el pecho con la mirada únicamente, prendo un cigarrillo, hablamos de nuevo palabras ya utilizadas, palabras que se pierden en el espacio, yo quiero lo que ella tiene y oculta; su boca se ve interesante-intensa, debe besar bien, sus besos deben ser deliciosos, deben hacer buenas mamadas, debe decir suaves gemidos. Al salir me despido de beso de ella, accidentalmente le toco su seno izquierdo, se siente amplio y caliente, ella se sonroja, me pide que no la vuelva a tocar, me pide que me marche. Ahora quiero más de ella… todo de ella. Más… más… más… ella es más… ella es una isla en mi existencia… ella es más…

Han pasado varios días, no he visto a Rose, ardo en deseos por estar con ella-en ella. Salgo por unas cervezas, es necesario beber para apagar el fuego que en mi sucede y consume mi piel, mis manos, mis ideas, mis labios. Únicamente con ella lo puedo sofocar.

La existencia siegue funcionando, es otro día, pero no  puedo distinguir cual de todos es. Rose por fin llama, me invita a comer, ya la extrañaba. Caminamos unas calles, nuestras manos accidental mente se rozan. Entramos a su casa, me invita  una cerveza, continuamos una plática común. No aguanto más… le digo que me regale un beso y una caricia, que me deje ver su pecho, que me deje sentir la piel que hay debajo de su ropa. Ella duda un poco, dice que no. Le respondo que la fidelidad es un estado mental, que hoy no me deje ir con la ganas de un beso y una caricia… no quiere ceder, un momento de debilidad, compasión o algo la hace aceptar. Se me acerca lentamente, su olor es afrodisíaco, sus labios suaves, su lengua es blanda y caliente, comienza a superar a la imaginación. La tomo, deslizo mis manos por su espalda, siento su pecho pegado al mío, su escote esta debajo de mis ojos, su mano me toma la nuca, el beso se alarga y se encienden chispas. Atraigo mis manos hacia su pecho, lo aprieto, le busco los pezones, le despojo el suéter, le beso el cuello, los hombros; tiene un delicioso sabor; no me puedo separar de su piel. Me toma de la mano invitándome a su habitación, la tomo por detrás,  la inercia de las caricias le quitan el escote, el sostén no puede hacer más su trabajo y libera los pezones erectos; bajo mi mano derecha, busco su sexo, le abro el pantalón, le beso el cuello, ella se retuerce y resopla, no me intenta detener. Sin atravesar las bragas le acaricio su sexo, ya comienza a gotear, penetro las bragas, mi dedo medio explora la entrada de la cavidad húmeda, su sexo es suave, su clítoris cede ante mis dedos, el pantalón comienza a rendirse dejándose bajar sin dificultad. Me comienzo a bajar con la lengua pegada a ella, le beso los muslos, ella sigue de pie, lamo su entre-pierna, la voy abriendo poco a poco, se recarga en la pared, dejando todo su mojado y rosado sexo a mi merced. Le abro sus labios con los pulgares, se los froto, adhiero mi lengua a su clítoris, alzo su pierna y la pongo en mi hombro para poder abrir más su sexo y que mi lengua entre más. Chupo su clítoris, ella gime suavemente, está mirando el techo, no quiere que me detenga. La tengo en mi boca, mi mano le acaricia el muslo, la otra las nalgas hasta que encuentro la pequeña ranurita, se la acaricio sin penetrar, ella no se resiste a nada. Me pide que vayamos a la cama, se recuesta, yo jadeante regreso a su boca, la beso, le tomo el pecho, le lamo los pezones, no dejo de acariciarla, penetro su existencia, entro en ella, me muevo lentamente, ella esta rendida y cedida a mis deseos. Me ve a los ojos, ambos disfrutamos, cambiamos, ella se posa sobre mí, mis manos se pegan a su pecho, sus manos están sobre las mías, acelera el paso, estamos por derretirnos… ah…mh…mh…ah… silencio… los dos llegamos al mismo tiempo, un suspiro, en silencio, le agradezco el placer que me ha dejado. Estamos recostados, no dejo de acariciarla, de besarla, no me quiero separar de ella. Me acompaña a la puerta, nos besamos por última vez, le digo que la fidelidad es un estado mental…

El tiempo se sucede cayendo como las gotas de mi masturbación, pienso en ella una vez más, no he hablado con ella y se ha vuelto un candente-tormentoso recuerdo. Salgo por cervezas, quiero perder la coherencia. Ella me habla en un día raro, dice que me espera recostada y desnuda en su cama, quiere jugar de nuevo… quiere invitarme a comer una vez más. Es mi suerte o es mi borrachera muy intensa… o será que nos necesitamos… la existencia ha dejado de ser fría en sus brazos, en su pecho… Rose puede sacarme de mi decadencia.        


Por: Mr. Green.

jueves, 4 de octubre de 2012

El Rumor



El rumor.

El día transcurre normal, todo está en su habitual monotonía, parece que no hay nada que altere la situación. La mañana se termina, el sol llega a su punto más alto, un viento tenue sopla, los vehículos no detienen su paso, hasta que comienza a sonar algo que viene con el viento, va de persona en persona; de casa en casa. Avanza rápido, no se detiene, es un rumor que viene sonando fuerte. Todos comienzan a entrar en pánico, cierran los locales, caminan rápido hacen pedazos los pasos con tal de ir más rápido. El rumor no se detiene, todos huyen de un rumor que carece de forma, nadie sabe de qué o quién está huyendo.

“Vienen armados,” “ya asaltaron y violaron,” suena con el rumor, pero nadie sabe quién, todos corren, el sonido de las cortinas metálicas suena por todas partes, pero nadie ha visto algo, el temor los hace ir a esconderse debajo de sus casas.  “ya están cerca” dice alguien más, las madres corren con sus hijos sin voltear. El pánico ha crecido en la comunidad, nadie está a salvo, lo mejor es escapar y huir de ese rumor que trajo el viento. El rumor pudo romper la monotonía del lugar, todo se ha salido de su normalidad. Corren como conejos asustados; pero al menos el conejo sabe de qué huye.

El temor avanza veloz por la calles, hay gente rezando rosarios, gente de rodilla implora a su desconocido Dio.  Hay algo que todos desconocen los atemoriza que ningún lugar es suficiente para refugiarse. El día termina en medio de la incertidumbre de lo sucedido, nadie vio algo, pero están cerca, vienen marchando y matando.

El rumor se ha propagado pocos logran dormir, unos están alerta, otros se han ido. El nuevo día llega, la monotonía vuelve, el rumor se ha evaporado, todo vuelve a la normalidad, todos abren sus negocios, todos regresan a hacer lo mismo que hacen, el rumor ha desaparecido, no paso nada solamente fue eso, todo sigue dentro de su habitual normalidad.