viernes, 1 de abril de 2011

suspiro

Mirarte y morir en la profundidad de tus pupilas, entregarme a tus retinas y no salir de ahí, ser el prisionero de tus brazos, sangrar el corazón a cada palpitar tuyo, morir de esa muerte sabia, alentadora y sobrecogedora, enloquecer eternamente. Ahogarse en el sabor de tu elixir,  saber que soy bocado tuyo, saber que soy la carne que te puede alimentar, entregar mi alma en vajilla de plata con adornos de mi piel. Puedo ser cada bocado que pruebas al amanecer en la calma del desayuno, puedo ser el protagonista de tu sueño húmedo, eres una flor violenta que adorna mi piel cada que te siembro en mi; puedo ser el que paga por tus servicios cada noche. Mirate y luego morir en la profundidad de la soledad al dejarte partir una vez más.

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