Tres de la madrugada, me levanto a orinar, me froto los ojos y observo el rostro que sale del espejo, solamente veo el tiempo que no se ha detenido y mi cara es reflejo de eso. Bajo las escaleras; me paro en medio de la sala, todo es oscuro y silencioso, así debería permanecer el mundo. Me siento unos minutos en el sofá, contemplo la serenidad del momento, salgo al jardín, veo las estrellas distantes, dos nubes pasean en lo alto, la luna no nota mi presencia; fumo un poco de mota. Regreso por las escaleras, entro en la habitación, ella esta desnuda, veo los trazos sutiles que componen su cuerpo, la acaricio y voy a prepararme una taza de café. Bebo y veo el amanecer, sigo desnudo sentado. Soy la nada ¿dónde está la felicidad?